Valparaíso, Puerto de mis Amores
Valparaíso
eterno puerto de mis amores
prendido a tus balcones un día pude ver
como un ángel borracho tus calles dibujó
y la fantasía de tus noches
con sus luces de colores
un mago la inventó
eterno puerto de mis amores
prendido a tus balcones un día pude ver
como un ángel borracho tus calles dibujó
y la fantasía de tus noches
con sus luces de colores
un mago la inventó
Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad
El descubrimiento de Valparaíso se origina gracias al capitán castellano don Juan de Saavedra, integrante de la expedición española al mando de don Diego de Almagro. Fue este capitán quien descubrió lo que es ahora nuestro querido puerto a mediados de mayo de 1536.
Juan de Saavedra nació en un pequeño pueblo cerca de la ciudad de Cuenca, España, llamado Valparaíso. El valle de la bahía de Quintil, con el aspecto pintoresco de sus cerros agrestes, quebradas y sus abundantes arroyos, llevaron a la memoria del conquistador, su patria lejana y en recuerdo a esos sentimientos. Bautizó a nuestra hermosa ciudad con el nombre Valparaíso.
Primer puerto de la República y uno de los más importantes de América. Su curiosa y especial configuración topográfica y su reducida extensión de terreno plano rodeado por un semicírculo de cerros, le confieren un pintoresco aspecto de anfiteatro natural impresionante, especialmente para el visitante que llega de noche a la ciudad.
Dentro de esta fusión de pasado y futuro, Valparaíso se extiende rápidamente copando el anfiteatro de la ciudad. El avance urbano se eleva a lo más alto de los cerros, sobrepasando el camino Cintura y acercando los límites del puerto hacia Viña del Mar.
Rodeando su espectacular y hermosa bahía, la intrincada geografía de los cerros y quebradas, junto a sus coloridas casas colgando de las laderas con sus balcones y miradores, dan a Valparaíso un mágico y sensual encanto.
Por su belleza natural, la magia de sus casas equilibrándose en espectacular desorden, por el laberinto de sus antiguas calles, sus ascensores, su historia, sus cafés y bares, que dan vida a la noche bohemia de la ciudad, además de la calidez y sencillez de su gente, Valparaíso la Perla del Pacífico, ha sido nombrada, con justa razón, Patrimonio de la Humanidad.
Este trabajo de investigación de los cerros, los ascensores, las quebradas, las caletas, sus nombres y sus orígenes, es un sincero homenaje a nuestra hermosa y querida ciudad.
Los porteños no son gente que olvida el pasado, al contrario, lo asumen y se recrean en él. La identidad de su gente es la que hace a Valparaíso tan especial.
Ciudad del Viento
A todos los que amamos Valparaíso, se nos aligera el alma al encaramarnos por sus cerros y quebradas, al aspirar su brisa y descubrir los tesoros escondidos en sus intrincadas callejuelas, en sus misteriosas escaleras y en sus casas centenarias. En esas casas viejas y personales con coloridas ventanas y maceteros, cuelgan ropas de todos colores puestas a secar al viento y al sol, además de alguna vieja alfombra desteñida llena de polvo, a la espera del típico viento porteño que deshilacha las nubes y levanta las polleras de las mujeres, mostrando las piernas al afortunado que en ese momento se encuentra en el lugar. Valparaíso, la ciudad del viento, con su loca geografía y su entorno forman un verdadero abanico y el mar azul que parece apretar la ciudad contra los cerros.
Quien visita Valparaíso tiene que considerar dos visiones de nuestro puerto. La visión general, que se contempla desde los numerosos miradores y paseos que cuelgan de los cerros enfrentando su hermosa bahía. Y la visión del detalle, en la calle típica, en las añosas casas, en el singular ascensor o el rincón pintoresco y misterioso.
Valparaíso está impregnado de historia, tradiciones y hechos curiosos especialmente de noche, la cual tiene su propio embrujo con sabor a leyenda y aventuras marineras.
Al recorrer las quebradas y los cerros subiendo a pie o en funicular, gozamos de una mágica experiencia que jamás se podrá olvidar, Valparaíso mi puerto amigo, mi corazón estará siempre contigo.
La Perla del Pacífico
Es imposible mirar hacia la bahía desde lo alto de sus miradores y no emocionarse al contemplar en el muelle Prat la gran cantidad de lanchas que surcan raudas por la bahía, llenándola de colorido y movimiento. Sobre todo al arribo de los grandes transatlánticos, que en época de verano ofrecen un espectáculo inolvidable que emociona por su grandeza y colorido.
Noches de Valparaíso desde el mar
Valparaíso extiende sus luminosos brazos desde Viña del Mar hasta Playa Ancha, regalando su mágica perspectiva al afortunado viajero que por la noche llega desde el mar a la ciudad. Esta experiencia y visión maravillosa de la cual nuestros marinos son privilegiados testigos, ha sido relatada por poetas y escritores. La mágica y soñada visión de nuestro Valparaíso de noche, con sus miles de luces de colores que ilumina todo lo que ven nuestros asombrados ojos, nos encanta y aprieta el alma de emoción. Esta ciudad ofrece, a quien ha tenido la fortuna de contemplarla desde alta mar, miles de luces parpadeando como una gigantesca guirnalda de colores; y, en las noches despejadas, una infinidad de estrellas que, cual marco celestial, nos sobrecoge y conmueve.
Valparaíso de terremotos y escaleras
donde cada escalón es una casa en ascuas
Valparaíso de marineros y mercados
y costas de agua helada y transparente
Valparaíso de acordeones y tabernas
y olor inconfundible a sal y muelles
con un mar que complica los adioses
pero se encrespa con las bienvenidas
Valparaíso ciudad de las proas...
Mario Benedetti
donde cada escalón es una casa en ascuas
Valparaíso de marineros y mercados
y costas de agua helada y transparente
Valparaíso de acordeones y tabernas
y olor inconfundible a sal y muelles
con un mar que complica los adioses
pero se encrespa con las bienvenidas
Valparaíso ciudad de las proas...
Mario Benedetti